miércoles, 1 de diciembre de 2010

Rafaelillo cae herido en Quito.


Extrañamente, habiendo un rejoneador en el cartel, la corrida se abrió con la confirmación de alternativa en Ecuador del murciano Rafaelillo, que con ese toro de Peñas Blancas, zancudo, flacón y alto, dio una lección magistral de temple. Esta vez su muleta no fue el látigo de siete colas que debe emplear con las corridas duras sino un hilo de seda con que ayudó primero a asentarse a su endeble enemigo y luego a hacerle sacar su buen fondo, en una faena medida y exacta en la que supo mezclar técnica y estética para lograr muletazos de mucha calidad. De haberlo matado bien, se hubiera apuntado un notable triunfo en Quito. Por eso mismo salió a arreado con el quinto, al que abrió faena con las dos rodillas en tierra. Fue éste un “santacoloma” engatillado y con un astifinísimo pitón derecho que usó como una certera daga para ahondar muy profundamente en las carnes de Rafaelillo, en cuanto éste se levantó del suelo. Desde el primer momento se tuvo la sensación de que la cornada era muy fuerte.

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